MARIO BENEDETTI

no ves que vengo de un país
de olvido siempre gris
CÁTULO CASTILLO
Los cautos vencedores
no morirán de contrición precoz
a medianoche marcan y celebran
el palmo conquistado a la memoria
y los ex centinelas
vigilan como siempre el horizonte
donde apenas transcurren
barquitos y delfines
¿dónde empezó la trampa?
¿en los adioses? ¿en las bienvenidas?
en la feria se venden los perdones
son de segunda mano y tan usados
que se les ve la sangre en las hilachas
los cautos vencedores
cumplen su vida familiar sin ruido
aunque en la esquina vibren
los calambres del viento
y sin embargo en el desván de alarmas
están aún las claves de los cuerpos
y otros juguetes rotos
en tanto los vencidos
emergen de su canon de rencores
hilvanan ritos como perlas
inauguran orfeones de silencio
y empiezan a cavar criptas de fango
donde salvar la última y precaria
felicidad posible
pero allá arriba otros olvidan
ásperamente olvidan el olor de la muerte
y confían / a quien quiera escucharles
que las culpas ya pasaron de moda
el olvido es piadoso
y también nauseabundo
por eso en los vulgares
despeñaderos de la historia patria
siempre hay algún barranco clandestino
donde los vencedores
vomitan sus olvidos
LAS SOLEDADES DE BABEL
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